Te invito a escuchar esta narración en relación al tema que presento aquí para que entiendas mejor por qué lo dejé plasmado en esta sección para ti:

Mayor Enrique Julio Flores López (1880 – 1911)

«Mi tatarabuelo por línea materna tenía grado militar de Mayor y era el que pagaba la nómina de la tropa del General Ángeles que comandaba la artillería del ejército de Don Pancho Villa.

«Fue muerto en combate en Agua Prieta, Sonora. Cuenta mi abuelo, según lo que decían las anécdotas e historias familiares, que habían
sido rodeados por el ejército del gobierno Carrancista y las opciones eran: “o se rendían o se morían” y decidieron primero muertos que rendirse. Esta fue la razón por la cual, al ser tomada dicha decisión, mi tatarabuelo el Mayor Enrique Julio Flores López entregó a su ordenanza el dinero de la tropa, su espada y todas sus pertenencias las cuales fueron depositadas en un baúl con instrucciones de que escapara salvando el tesoro del ejército y las entregara a su esposa en Piedras Negras, Coahuila. El escape del ordenanza fue a pie en la noche a través del desierto sin alimentos. No saben cómo es que sobrevivió porque se fue hasta los Estados Unidos para luego continuar bordeando la frontera
a pie cargando dicho baúl y meses después llegó a casa de mi tatarabuela doña Genoveva Peña de Flores entregándole tanto el dinero de las tropas como la espada de mi tatarabuelo y sus pertenencias.

«Cabe mencionar que, para el tiempo que este fiel ordenanza (cuyo nombre se perdió en la historia) llegó a Piedras Negras la guerra ya había sido perdida por los Villistas y el dinero entregado entonces a doña Genoveva carecía de valor alguno. Solamente era papel impreso.

«En este altar hago memoria de los héroes que, junto con mi tatarabuelo, decidieron morir por sus ideales defendiendo sus creencias reconociendo el valor de muchos hombres y mujeres desconocidos – cuyos nombres tal vez jamás sabremos – que se unieron a una causa por convicción propia ayudando en quehaceres aparentemente sin importancia pero que a mí me parece que, todos ellos juntos, mostraron un comportamiento heroico día a día digno de ser reconocidos y recordados.

«Incluyo en este altar algunos de los objetos en memoria de mi tatarabuelo y otros más que recuerdan a esos héroes silenciosos.»                (trabajo escolar de mi hija)

Altar dedicado al Mayor Enrique Julio Flores López

Se coloca la comida y bebida que más gustaba a mi tatarabuelo. Dicen que, como buen norteño, sus tortillas de harina eran parte importante de sus almuerzos y que no podían faltar los huevos rancheros o estrellados. El tradicional pan dulce a la hora de la merienda con café o chocolatito caliente cuando las condiciones lo permitían. Todo esto con el ánimo de atraer su espíritu deleitando al ánima que nos visita y deseando agradarlo.

También hay un brasero con copal, incienso o carbón que sirve para purificar el ambiente y que su humo limpie el lugar de los malos espíritus para que el alma pueda llegar al altar. Las bebidas embriagantes que se colocan es para recordar los grandes acontecimientos agradables durante su vida y para que se decida visitarnos. El tradicional pan de muertos no puede faltar pues él disfrutaba de estas costumbres cada año, la fruta fresca siendo sus favoritas las naranjas en el delicioso jugo por las mañanas y banderitas color naranja simbolizando la luz (como la flama de las velas).

Hemos colocado una palangana para que el occiso se lave con una jarra de agua y un jabón.

Algunos objetos personales como sus cigarros que jamás podían faltar, la tradicional Coca Cola y su agua mineral. No podía faltar su espada revolucionaria y en recuerdo de las noches de campamento una guitarra que lanzaba melodías nostálgicas de casa con el tradicional y cubrido poncho y el sombrero usado por los seguidores Villistas.

La libreta de notas y cuentas del pago de la raya a los soldados con su lápiz y el baúl donde transportaban el dinero de la nómina del ejército.

El papel picado morado simbolizando luto alternado con papel picado rosa como símbolo de fiesta y blanco representando la luz.

Se toman en cuenta los 4 elementos de la naturaleza: el fuego en las velas; el aire en el papel picado por donde se cuela; la tierra en la ceniza, incienso, carbón y copal; y agua en la jarra.

A manera de conducir el ánima hacia el altar, el camino iluminado con velas y con flores de cempazúchitl como adorno y aroma durante su estancia.

La cruz de ceniza simboliza los 4 rumbos universales para donde vienen los muertos y la ceniza indicando que el hombre al morir vuelve a sus orígenes: a la Madre Tierra “polvo eres y en polvo te convertirás” y sirve para que al llegar el ánima hasta el atar pueda expiar sus culpas pendientes.

También incluyó una famosa “calavera literaria” que consiste en escribir en verso epitafios humorísticos sobre el personaje en referencia agregando figuras de esqueletos. Cabe mencionar que esta costumbre se agregó durante el Porfiriato siendo su principal representante don Guadalupe Posadas.

CALAVERITA LITERARIA

dedicada al MAYOR ENRIQUE JULIO FLORES LÓPEZ

Al Mayor Flores López se llevaron

Derechito hasta el panteón,

Dicen que murió haciendo frente

Junto a todo su batallón.

Juntando los dineros

Colocándolos en un baúl

Envió su espada y sus haberes

Para entregarlos a sus queridos seres.

El ordenanza se escapa

Custodiando su misión

Por meses andó la frontera

Seguro la muerte lo traía en la visión.

Los valientes del General Ángeles

Rodeados por el enemigo

Decidieron por la muerte

Siendo así solamente Dios su testigo.

Así es como la calaca

Siempre encuentra una razón

Para llevarse a uno por uno

O todo junto al batallón.