Las personas que han iniciado el camino espiritual hacia más elevados valores comienzan a experimentar que algunos alimentos los hacen sentir incómodos o su digestión causa dificultades con ciertas comidas o bebidas.

Recordemos que en el Universo TODO, absolutamente TODO, es energía. La energía tiene vibración y vibra en diferentes frecuencias.

Las energías que están más orientadas hacia los más elevados sentimientos como lo son el Amor y la Compasión vibran en frecuencias elevadas. Contrario a esto, las energías que están orientadas a lo físico o a los menos elevados sentimientos como es el Miedo vibran en frecuencias bajas.

Cuando una persona comienza a elevar su frecuencia vibratoria debido a que modifica sus hábitos de vida y los orienta a la elevación de Conciencia practicando más los valores como la Paciencia, el Amor al prójimo, la Meditación y la Compasión, los alimentos que contienen bajas vibraciones de energía ya no son tolerados por ese cuerpo por vibrar en diferente frecuencia.

Debido a la Ley Universal de la Atracción que es la que atrae a nuestra vida lo que somos, comenzamos a darnos cuenta que ya no disfrutamos ciertas películas o lecturas violentas y nos sentimos más atraídos por estar más en contacto con la Naturaleza.

De la misma manera, muchos nos sentimos guiados a consumir alimentos más ligeros basando nuestra dieta en vegetales, granos y frutas y nos damos cuenta que nuestro cuerpo ya no digiere aquéllos que anteriormente acostumbrábamos a disfrutar.

El primer cambio en los patrones de alimentación puede ser intolerancia al azúcar o a las harinas refinadas. Esto es un reflejo de que el cuerpo comienza a emitir frecuencias vibracionales más elevadas provenientes de un alma más espiritual. Este patrón puede continuar en experimentar alguna dificultad para digerir comida chatarra o cambios en relación con los antiguos antojos de algo que no podíamos dejar de comer y que dejamos de consumir sin proponérnoslo como pudiera ser el caso del consumo de chocolates, dulces, papitas, refrescos o pan. Es muestra de un espíritu más calmado, más alineado con la Serenidad y la Paz del Alma.

También comenzarás a ser más consciente del medio ambiente que te rodea y evitarás tirar basura o contaminar tus espacios.

Todo esto, inevitablemente, nos conduce hacia cambios en nuestro comportamiento. Por ejemplo, comienzas a recoger la basura de otros o a comprar artículos de limpieza que sean más amigables con el medio ambiente y empiezas a preguntarte si los animales que nos proveen su carne fueron criados con pesticidas, antibióticos, hormonas o bacterias.

Dos factores que afectan nuestros hábitos alimenticios están relacionados en la crianza y sacrificio de los animales.

Primero, las personas tienden a pensar que los animales son tontos y que no sienten el dolor de ser sacrificados. Y luego, estamos acostumbrados a desvincularnos de la realidad de dónde viene la carne así como ignorar los sangrientos detalles de la forma en cómo son matados. Cuando uno toma en cuenta estos factores, se convierte en algo desagradable el ver un paquete de carne pues nos preguntamos a qué tipo de vida y maltrato fueron sometidos la res, el puerco, el pollo, el borrego, el pavo o la langosta que nos vamos a comer pues muchos animales criados con propósitos de obtener su carne o productos provenientes de ellos, como embutidos, huevos y piel, sufren brutal maltrato durante su vida y su muerte.

Cuando comemos animales tratados inhumanamente, literalmente estamos comiendo la energía de dolor. Recordemos que estamos compuestos de energía y todo en relación a nuestro cuerpo es energía. Cuando comemos carne saturada de miedo, absorbemos la energía y los químicos generados por el miedo (incluyendo la adrenalina generada por el animal en el proceso de la matanza) los cuales son almacenados en nuestro cuerpo.

La oración, la bendición de los alimentos y el ofrecimiento de gratitud hacia nuestra comida es vital para decrementar el impacto de esta energía de miedo que se queda en nuestro cuerpo. Es por eso que los Indios Americanos se inclinaban ante su presa inmediatamente después de matarla agradeciéndole por haber sacrificado su vida en beneficio de la tribu.

En el camino espiritual es importante escuchar nuestros sentimientos y pensamientos. La meditación, la oración, el yoga y otras prácticas espirituales nos ayudan a escuchar. Algo también muy importante es escuchar lo que nuestro cuerpo nos indica en relación a bebidas y alimentos específicos. Así que un buen inicio para adoptar una diete más saludable es sintonizar con la información que nos provee nuestro cuerpo.

Come un alimento a la vez. Cierra tus ojos, respira profundamente y pon atención a cómo sientes tu cuerpo y tus emociones antes de comer algo. Pon atención a cómo te sientes emoción conforme la comida se transporta a tu boca… ¿emocionado, aburrido, cansado? Después, fíjate cómo te sientes conforme la masticas y la tragas. Y luego compara cómo te sientes después de haberla comido en relación a cómo te sentías antes. Y no solamente percibirás cambios en tus emociones sino físicamente tu estómago ¿te duele? ¿sientes que te cae de peso? ¿o te agrada la sensación? ¿te sientes motivado a continuar comiéndolo? Tómate el tiempo para experimentar con diferentes alimentos para que puedas determinar cuáles son los que funcionan adecuadamente en ti. Algunas veces lo que más nos gusta es lo que más nos ocasiona problemas. Puede ser que seamos alérgicos o intolerantes a estos alimentos.

Combinación de alimentos. Si te sientes con sueño al final de una comida, quiere decir que algo de lo que comiste no es para ti. Muchos alimentos proporcionan la sensación de montaña rusa. Por ejemplo, la cafeína del café matutino y luego el vaso de jugo que provee un fuerte incremento de azúcares combinado con cereal y leche cuando eres intolerante a la lactosa. Esta triple combinación provee un golpe muy duro al organismo y es la razón por la cual las personas tenemos subidas y bajadas de energía durante todo el día. Con un poco de práctica podrás aprender de tu propio cuerpo cuáles son los alimentos que te afectan negativamente y eliminarlos o minimizarlos en tu dieta.

Cómo saber qué alimentos elegir. Cuando vayas a la tienda, pasa tus manos encima de las cajas, empaques o latas de alimentos. Cierra tus ojos y pon atención cómo sientes tus manos. ¿Las sientes cálidas o frías cuando las pasas sobre diferentes comidas? También puedes hacerlo sobre los alimentos frescos. Pregúntate “¿este alimento me nutrirá si me lo como?” Si sientes tus manos frías, la respuesta es no. Las manos cálidas indican que tu respuesta es sí. También puedes preguntar directamente al alimento si es saludable o no para ti. Tómalo entre tus manos, cierra los ojos y mentalmente pregunta antes de comerlo “¿me quieres?” Tu intuición o tu voz interior te darán una respuesta inmediatamente a menos que tú no quieras escuchar la respuesta por no querer escuchar la negativa.

Más adelante continuaremos explicando otros temas relacionados con la alimentación en el camino espiritual. Recibirás notificación cuando hayamos incluido más información. Por lo pronto, gracias por recibir nuestro consejo.