En esta sesión del curso «Volver A Casa en Compañía de los Ángeles» iniciamos con la meditación guiada por Lucy Aspra  «Entrando a la Eternidad con tu Ángel Guardián». Ésta es una meditación de amor recomendada para agonizantes de Fe cristiana. Son palabras celestiales para la persona que está a punto de trascender. Es una meditación donde el Ángel Guardián se comunica con el moribundo, lo consuela y le transmite mensajes angelicales con expresiones que llegan a su alma y, con mucha ternura, lo envuelve dulcemente con sus emanaciones de confianza, tranquilidad, armonía y mucho amor preparándolo para partir en paz y ascender hasta los Celestiales brazos de Dios.

CONTENIDO DE ESTA SESIÓN

13. Manteniendo nuestro pensamiento en el mundo espiritual

14. Cómo ayudar al que está a punto de morir

a) Los ángeles se hacen presentes para acompañar al enfermo en fase terminal o a quien está a punto de morir (elementos a tomar en cuenta de acuerdo a sugerencias de los ángeles)

b) Oración para dar permiso al agonizante de partir en paz (viene más abajo)

c) Ejercicio para ayudar a que perdone quien ya ha fallecido

Tu Ángel de la Guarda te recuerda que es muy importante que recuerdes siempre seis puntos básicos:

1. Tu Espíritu es eterno e inmortal. Sin embargo, tu conciencia individual podrá integrarse a tu Espíritu sólo cuando te esfuerzas por llevar una vida recta, amando a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo. El espíritu es eterno e inmortal pero para que tu conciencia sea eterna, deberás trasladarla hacia tu Alma. Recuerda que a tu Alma sólo asciende lo que vibra en pureza: pensamientos, sentimientos, palabras y acciones nobles porque todos los incorrectos no tienen suficiente vibración para elevarse, se quedan en los planos que no son eternos.
2. Deberás aprender a controlar tu mente porque sólo cuando aprendes a serenarte y armonizar tu actividad mental, tendrás plena conciencia de Dios y podrás unirte a él en oración.
3. Recuerda que tu cuerpo físico es sólo una vestidura de tu espíritu que vive dentro.
4. Comprende que sólo existe Vida, esencia divina que penetra todas las formas visibles. No existe la muerte. Recuerda que no te separarás de nada más que de tu cuerpo de carne y hueso cuando llegue ese momento pues seguirás igual de consciente que como lo estás ahora, la diferencia es que los que siguen con cuerpo físico ya no podrán verte.
5. Aprende a separar tu conciencia de las formas y pon tu atención en Dios. Esto se logra con introspección y conversando internamente con Él. Recuerda. Sólo existe VIDA, y tú la recibes directamente de Dios porque eres su hijo, estás UNIDO a Él recibiendo Su Aliento durante toda la eternidad porque te ama profundamente.
6. Recuerda amorosamente a los que han partido pues en la medida en que tú les envíes pensamientos de amor y oraciones, será el apoyo que recibirás cuando inicies este trascendental viaje.

EJERCICIO PARA DARLE PERMISO AL AGONIZANTE PARA QUE PARTA EN PAZ:

Querido (o querida) (decir su nombre) …………………………….. Todo está bien; tú estás a punto de reunirte con Dios, te adelantarás a nosotros y queremos decirte que nosotros estamos muy bien y no debes ocuparte ya de las cosas de aquí porque nosotros podremos solucionarlas. Pasamos juntos muchos momentos bellos pero ahora debes partir pero nos quedaremos con un recuerdo precioso de tu presencia. No trates de detener tu partida, nosotros te damos permiso para morir. No temas, todo está bien; ahora sólo debes poner atención al bellísimo mundo que te espera. Vete en paz y descansa tranquilo porque nosotros te acompañaremos siempre con nuestro pensamiento y te estaremos enviando bendiciones. Confía en que nosotros siempre estaremos orando por ti… te amamos profundamente y estamos contigo eternamente…

Si el moribundo lo desea, se le deberá estar hablando al oído con voz suave y dulce todo el tiempo que sea posible antes de que se produzca la muerte. Se sugieren algunas jaculatorias:

“Sagrado Corazón de Jesús, en ti confío”

“Dulce corazón de María, salva el alma mía”

“Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía”

“Jesús, José y María, con ustedes descanse en paz mi alma”

“Corazón agonizante de Jesús, ten misericordia de mí”

“Purísimo Corazón de María, sé mi salvación”

“Madre llena de dolor, haz que cuando expire, mi alma entregue por tus manos al Señor”

“Señor San José, Patrono del alma mía, cuando mi muerte llegare, tu patrocinio me ampare y el de Jesús y María”

“Alma de Cristo, santifícame. Cuerpo de Cristo, sálvame. Agua del costado de Cristo, lávame. Pasión de Cristo, confórtame. Oh buen Jesús, escúchame. Dentro de tus llagas, escóndeme. No permitas que me separe de Ti. Del espíritu maligno, defiéndeme. En la hora de la muerte, llámame y mándame a ir hasta Ti, para que con tus ángeles y santos, te alabe por todos los siglos de los siglos. Amén.”

ORACIÓN POR EL QUE ACABA DE FALLECER

Padre Nuestro, Creador del Universo, ante nosotros se encuentra el cuerpo del que conocimos en vida con el nombre de …………………… cuya alma muy pronto deberá aparecer ante el Tribunal de amor. Estamos ahora rindiéndole un último homenaje de amor y cariño y, con la certeza de que acaba de emprender su viaje hacia un estado de mayor luz, te pedimos, Señor, que su espíritu reconozca pronto que ya ha dejado este mundo material y perciba claramente su nueva forma. Que comprenda que ahora goza de una libertad que le otorga la gracia de acercarse a Ti y que sienta un profundo deseo de elevarse hacia la Luz de tu Divinidad sin que ningún pensamiento, sentimiento o atadura emocional lo retenga en las esferas humanas. Gracias, Padre Nuestro. Te rogamos lo bendigas y le concedas la dicha de un descanso eterno en Tus amorosos brazos. Dale, Señor, el descanso eterno y brille la luz perpetua. Que descanse en paz. Que así sea, Señor. (Ahora se deberá rezar un Padre Nuestro y tres Ave Marías).

PALABRAS DIRIGIDAS A UN SER QUE HA DEJADO ESTE MUNDO

Querido(a) ……………………………. (decir su nombre) que has dejado en la tierra la prisión de tu cuerpo, ahora vives en el tiempo infinito, en la eternidad de Jesús, en las moradas sublimes de Dios… Querido(a) ……………………… (repetir su nombre), medita cuán bella es la libertad del espíritu en la eternidad, mira sólo hacia arriba buscando a Dios en lo más alto. Elévate con fuerza… más arriba, en la inmensidad azul; allí donde no se perciben las pasiones humanas. Allí te aseguro que podrás encontrar el resplandor divino que viene de Dios… no dudes ni un instante, pues tienes la ayuda que Dios te da y todos aquí te enviamos pensamientos de amor con un deseo profundo de que sigas tu camino de ascensión. Busca el sendero de luz que conduce hacia nuestra morada celestial. Mentalmente pide ayuda a los ángeles para que te guíen hacia ese espacio de supremo amor… allí encontrarás el sentimiento glorioso que has anhelado y sentirás las frescas brisas de esa región que llamamos Paraíso Celestial. Elévate hacia la luminosidad… y sólo cuando hayas llegado hasta allí podrás ayudarnos… podrás socorrer a los seres que has dejado atrás. Ahora, no mires para abajo… debes continuar tu camino hacia la luz… Desde aquí oraremos por ti y te estaremos enviando más pensamientos de amor… Que Dios te acoja en su seno y te cubra con su amor por los siglos de los siglos. Amén.

LA ORACIÓN DE LOS AGONIZANTES

             Existe en ella algo indecible. Nos hallamos en ese momento que precede inmediatamente a la muerte en que las realidades de la vida eterna se anticipan en esta vida. No es que el alma haya dejado el cuerpo hacia la Vida Eterna sino que es la Vida Eterna la que llega, el Cielo el que se acerca. Dios, Cristo, María Santísima, los Ángeles y los Santos van hacia el agonizante. Esto es lo que dicen las oraciones de los agonizantes. Son plegarias magníficas y constan, entre otras oraciones, de la hermosa Letanía de los Santos en la que se pide que los Ángeles y los Santos vayan al encuentro del agonizante. Esto se sigue practicando en los monasterios pero resulta poco frecuente que se diga la oración de los agonizantes en familia. Ojalá que esta hermosa costumbre la volvamos a tomar pues siempre la oración en familia derrama bendiciones especiales sobre los que ya se fueron y sobre la familia misma.

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