Nos han enseñado que tenemos obligación o responsabilidad de sacrificarnos por los demás dejando a un lado LO MÁS IMPORTANTE EN NUESTRAS VIDAS: el amor a nosotros mismos.

Y esto, lejos de ayudarnos a sentirnos mejor, nos ha ocasionado un cúmulo de carga energética constante y de tal peso que, una sola circunstancia más nos hace explotar, nos hace salir de balance, nos enferma, nos hace sentir desvalorizados, cansados, impotentes de poder resolver porque nos hemos sumergido en una espiral sinfín de sacrificio y nos hemos convertido en rescatistas.

La pregunta es: ¿quien te va a rescatar a ti?

La respuesta es: nadie

Nadie puede hacer cambios en tu vida más que tú mismo. Es importante conocer la diferencia entre rescatar y acompañar. Porque las personas rescatadas no tienen capacidad de hacer cambios en su vida y tú con la mejor de las intenciones te sacrificas dándoles dinero, tiempo, energía, esfuerzo y, en poco tiempo, te das cuenta que ellos siguen igual.

¡No puedes crear en la vida de otros!

Si las personas a quienes estás cargando no han sido capaces de hacer cambios en su vida por sí solas, ¡no serán capaces de hacerlo hasta que decidan hacerlo! y tú vas a seguir sacrificando por ellas sin resultados felices.

No puede haber un destino feliz con un camino de sacrificio y de cargar en hombros.

Dejar de cargar a los demás, les permite tomar responsabilidad de sus propias vidas (o no tomarla). Dales la oportunidad de hacerlo. Tienen derecho a vivir su experiencia y a vivir su momento de iluminación tal como tú lo has tenido justo en el mejor momento, en el precio tiempo y en la perfecta circunstancia.

El cargar en hombros a los demás sin poder resistirte a no hacerlo, es consecuencia de pensamientos subconscientes muy profundos que no hemos resuelto.

Recordando patrones de pensamiento que, a nivel subconsciente, hemos olvidado podemos resolver mucho de esta situación.

Te queremos compartir el siguiente…

Ejercicio para recordar patrones de pensamiento que me ayudarán a dejar de cargar en hombros lo que no me corresponde

1. Ponte cómodo, ponte cómoda en un lugar silencioso y que no seas interrumpido(a)
2. Siéntate o recuéstate sin que te quedes dormido(a)
3. Haz varias respiraciones suaves y profundas y mantén ese ritmo de respiración
4. Escucha cada uno de los pensamientos o decretos que vamos a decirte
5. Y, si deseas recordarlos, solamente dices “sí” con tu pensamiento
6. Al final, quédate por un rato sintiendo cómo estos recuerdos vuelven a ti o simplemente disfruta un momento de sentirte bien y de saber que esas memorias han vuelto a ti.
7. Y enjuágate en una cascada de luz sintiendo cómo todo bagage emocional innecesario se quedaá atrás y tú te sientes revitalizado(a).
8. Tomas suaves inhalaciones profundas y abres tus ojos.

¡Que los ángeles acompañen tu camino!

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