Cuando acepto a las personas tal como son, me permito conocerlas e interactuar con ellas desde una perspectiva diferente, es decir, sin tener ninguna expectativa en relación a su forma de ser. Esto ocasiona que yo esté abierto a dar sin esperar nada a cambio y a disfrutar plenamente mi interacción con ellas.

Si, de alguna manera, el comportamiento de la otra persona no va con mi forma de vida, simplemente evito o minimizo el contacto sin llegar a molestarme y eso me ayuda a ser más feliz.

En cambio, si recibo gratitud sin esperarla, me sentiré muy bien de haberlo hecho y de recibir ese regalo inesperado.

Que los ángeles acompañen tu camino.                               Vicky Flores

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