Comienzo aceptándome a mí mismo tal como soy. Con todas las habilidades y bellezas que represento y con todos los retos y mejoras que puedo hacer. Me amo incondicionalmente porque dejo de juzgarme. Simplemente, avanzo evolucionando en el amor a ser mejor persona con mí mismo y con los demás. Por lo tanto, dejo de juzgar a otros. Dejo de opinar sin que me sea solicitado. Las cosas son así porque así son. Simplemente todo es perfecto porque a los ojos de Dios es así… perfecto.

Veo al mundo y a todos los que viven en él desde el amor, aceptándolos como son. Nada más.

¡Que los ángeles acompañen tu camino!