Voltear a ver la vida desde la perspectiva del amor es una bendición porque me permite valorarla de una manera diferente. Dándome cuenta de aquéllo que no había observado y dejando de poner atención a pequeñeces inútiles que solamente me causan malestar.

Cuando veo todo desde la perspectiva del amor, entiendo el proceso de cada ser como parte de un aprendizaje y de una evolución espiritual. Dejo de sentirme agraviado y maltratado y me enfoco en disfrutar las bellezas que se me presentan en el transcurso del día.

Desde la bendición que es sonreír a un desconocido dándole los «¡buenos días!» pasando por voltear a ver el cielo completamente nublado y terminando al disfrutar una taza de café. ¿No es todo eso una bendición?

Que los ángeles acompañen tu camino.