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Vinimos a experimentar diversidad de emociones y sentimientos… y ¡está bien!

Uno de los mayores errores en las enseñanzas espirituales modernas es la creencia de que un solo pensamiento negativo o un momento de ansiedad manifestarán negatividad en tu vida. Pero la verdad es que ser humano significa sentirlo todo.

Estamos aquí para experimentar toda la gama de emociones: alegría y tristeza, certeza y abrumo, esperanza y miedo. Es imposible vivir una vida humana sin sufrir. Y es poco realista, incluso injusto, creer que la ansiedad nos hace espiritualmente deficientes o energéticamente tóxicos.

Como alguien que está aprendiendo a contener tanto la alegría como la tristeza en un mismo aliento, quiero compartir algo que he llegado a comprender:

La ansiedad no es una maldición. No es un imán para las cosas malas.

La ansiedad es un sentimiento de preocupación. A menudo es una señal de que tu corazón está profundamente involucrado, de que estás tratando de proteger lo que te importa, incluso si no puedes controlar el resultado.

Puede surgir de la sensibilidad, del trauma, del amor. Y aunque la ansiedad puede ser abrumadora, no predice tu futuro. La mayoría de los pensamientos que la acompañan nunca se harán realidad.

Lo que podemos hacer es desarrollar una práctica espiritual que nos lleve de vuelta a nosotros mismos. Podemos volver, una y otra vez, a un poder más grande que nuestro miedo.

Hoy en día, cuando surge la ansiedad, la afronto con una oración. Expreso una verdad más profunda decretando lo siguiente: «El plan de Dios es más grande que mi miedo. El amor es más fuerte que la preocupación. Confío en que incluso en esto, especialmente en esto, estoy siendo guiado. Mis ángeles jamás se alejan de mí.»

Fuente: Kyle Gray

¡Que los ángeles acompañen tu camino!

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