Tu Propósito es diferente a tu Vocación
Durante mucho tiempo, creí que el propósito de mi vida era lo mismo que mi vocación profesional.
Y tal vez tú también hayas sentido lo mismo, especialmente si, como yo, has tenido la suerte de sentir una clara vocación desde muy joven. Llevo dedicándome al trabajo espiritual y con los ángeles desde los 15 años. Ahora, 22 años después, sigo en el mismo camino.
Pero esta es la verdad: ha habido muchos momentos en los que he confundido mi vocación con mi propósito, y eso me ha dejado agotada, quemada y abrumada. Seguía pensando que no estaba haciendo lo suficiente, que no estaba a la altura de mi «propósito en la vida», cuando en realidad solo estaba soportando la presión de creer que mi carrera debía definirlo todo.
Hubo un momento en particular en el que me di cuenta de esto. Hace años, trabajaba a tiempo completo ofreciendo lecturas privadas e individuales con ángeles. La mayoría de las semanas veía a entre 30 y 45 personas. Cada sesión conllevaba la presión de ser precisa, perspicaz y concluyente, de demostrar que podía conectar con los ángeles y, a veces, con los seres queridos que están en el cielo.
Con el tiempo, la presión se volvió tan grande que me encontré incapaz de conectar en absoluto. Mis lecturas se sentían vacías, mi confianza se hundió y, finalmente, dejé de hacerlas por completo. Durante un tiempo, creí que había perdido todo sentido de mi propósito.
Pero fue entonces cuando los ángeles intervinieron.
Me ayudaron a ver que compartir su presencia con el mundo era, en efecto, mi vocación, pero que no tenía por qué ser de una sola manera. Mi vocación no se limitaba a las lecturas privadas. También podía consistir en enseñar a otros a conectarse por sí mismos, guiar a las personas hacia su propia práctica espiritual u ofrecer la meditación y la oración como herramientas para el alma. A través de todo esto, redescubrí mi propósito.
Porque el propósito no es quiénes somos. No es lo que hacemos. El propósito es cómo nos mostramos en lo que hacemos. El propósito es la sensación de que tu copa se llena hasta rebosar, incluso mientras ayudas a otros a llenar la suya. El propósito es simplemente hacer todas las cosas desde el amor.
Y eso significa que podemos encontrar un propósito en los momentos más pequeños:
• Lavar los platos con un corazón devoto.
• Planchar la camisa de un ser querido cuando va con prisa y llega tarde.
• Encender una vela en una iglesia por alguien que necesita sanación.
• Contestar el teléfono cuando no es conveniente, pero un amigo realmente nos necesita.
El propósito se entreteje en todos estos pequeños actos de amor.
Nuestras vocaciones, por otro lado, cambiarán a lo largo de nuestras vidas. Si te has sentido llamado a enseñar durante 25 años y, de repente, un día sientes que te atrae una nueva dirección, es posible que entres en pánico y pienses que has perdido el propósito de tu vida. Pero eso no es cierto. Simplemente estás pasando a una nueva vocación, y tu propósito puede fluir a través de esa nueva expresión con la misma fuerza que antes.
Por eso es tan importante separar el propósito de la vocación, la carrera e incluso la vocación. Todos ellos son importantes. Todos ellos apoyan nuestro crecimiento. Pero tu propósito es más profundo que todos ellos, y siempre se encuentra en el amor.
Con amor, Kyle Gray
¡Que los ángeles acompañen tu camino!
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