Muchos preguntan frecuentemente por qué algunas personas no se sensibilizan a aprender, conocer y aceptar la evolución espiritual. O ¿por qué hay personas que no perciben estas energías sutiles y son ignorantes de todo esto?

No sé exactamente y tal vez mi explicación no sea la mejor pero la comparto con ustedes.

Todos somos espíritu y el espíritu es luz. De hecho todo viene de Dios… hasta el ser más oscuro viene de Dios – si no, ¿de dónde fueron creados? – y todos… TODOS estamos en evolución hacia la luz. Porque el sentido de toda la Existencia es experimentar los opuestos para lograr el equilibrio. ¿Cómo podríamos conocer la alegría si no hemos experimentado el dolor y la tristeza? ¿cómo conoceríamos la salud, si no hemos vivido la enfermedad? ¿cómo podemos conocer la abundancia y la prosperidad si no hemos experimentado carencia o pobreza? ¿cómo podemos elegir la luz si no hemos vivido la oscuridad? y no tenemos que vivir todo esto en carne propia pero tal vez sí haber estado en contacto directa o indirectamente para poder tener puntos de comparación. A veces hay quienes no necesitan vivirlo en esta vida para entenderlo pero creo yo que todos hemos pasado por un proceso parecido en algún momento de nuestra existencia.

Todos tenemos diferente nivel de evolución del espíritu. Por eso algunos tardan más tiempo en despertar. Otros menos. Otros ya nacen despiertos. Pero si tú tuviste tu momento y tuviste tu tiempo creemos que todos, de la misma manera, tienen derecho de tener «su» tiempo. Vamos viéndolos a todos a través de los ojos de Dios pues todos tenemos y contenemos esa chispa divina dentro de nosotros. Tener nuestro momento de entendimiento, lo merecemos y es nuestro derecho divino. Cada quien a su tiempo. Cada quien en el mejor momento. Todo momento de despertar es perfecto. Todos somos perfectos a los ojos de Dios. ¿Por qué no ser también perfectos a nuestros propios ojos?

¡Que los ángeles acompañen tu camino!