Se acerca la noche más larga del año y, con ella, pareciera que nuestra oscuridad se alarga también
Esta época en que tenemos la sombra más larga del año y nuestras sombras parecen ser más largas que el año mismo, es un buen momento para, como dicen los mayas en su solsticio, estar en casa y “asear nuestra cabellera”. ¿Qué tal si limpiamos la mente, alistamos el alma, celebramos la nueva vida y preparamos el próximo ciclo?
Que estos sean días para no perder la esperanza y estar tranquilos; para mirar con confianza el futuro. También, como enseña el maestro Piti Parra, son momentos para “seleccionar bien qué queremos cortar y, así, dejarlo atrás; para escoger qué queremos sembrar con el fin de que florezca y dé frutos en nuestra vida”.
Yo quisiera, por ejemplo, cultivar más abrazos del amigo que me dice kemosabe, y de otros que, como él, aman sin condiciones.
Quisiera sembrar más trabajos que sirvan, que construyan un mundo mejor.
Quisiera más silencios y meditación; perdonarme, reconocer mis sombras, pero no alimentarlas.
Quisiera cortar con el odio y el miedo.
Quisiera confiar en el vecino y en quien pasa por la calle.
Quisiera leer más, bailar un poco, sembrar un jardín, caminar por el bosque, acoger en un abrazo profundo a mis amados.
Quisiera guardar a un lado algunas semillas de gratitud para que nunca falte.
¿Qué quisieras sembrar tú, qué quieres cortar?
¡Que los ángeles acompañen tu camino!
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